Lasso inició su gobierno con gran debilidad política. En las ciencias sociales es conocido el parámetro del mandato político para medir la debilidad o fortaleza del presidente de un gobierno. El principio es simple: para tener mandato político hace falta más del 10
e la votación respecto de su contrincante en las elecciones presidenciales y tener mayoría parlamentaria. En la primera vuelta, Lasso terminó motejado de fraude sobre Pérez. En la segunda vuela, Lasso obtuvo 52,36 Arauz 47,64 es decir una diferencia de apenas 4,72 En la Asamblea Nacional, CREO consiguió 12 asambleístas de 137. Lasso y CREO de inicio tuvieron rivalidades con su aliado natural el PSC, quien tiene 18 Asambleístas; UNES tiene 49, la ID 18, PK empezó con 27 (ahora tiene tres fracciones) y los restantes movimientos suman 13 asambleístas. De esta inicial lectura, se concluye que Guillermo Lasso no tiene mandato político. En la disputa por conseguirlo, vienen las alianzas políticas dentro de la Asamblea. El ambiente ha sido muy variante: CREO-PK-ID; CREO-UNES-ID; CREO-PSC, en las que obviamente Lasso no siempre ha logrado mayoría. Con la disminución de la popularidad del actual presidente, cada vez son menos creíbles los llamados a la muerte cruzada, a menos que se arriesgue a perder la presidencia.
Por esta debilidad política, Lasso y sus colaboradores han encontrado la única forma de evadirla con la táctica parlamentaria de los proyectos de ley económicos urgentes, para aprovechar los desacuerdos y que las normas propuestas sean aprobadas por el ministerio de la ley. El ejemplo más evidente es la promulgación de la Ley de Desarrollo Económico y Sostenibilidad Fiscal que trajo la reforma tributaria en noviembre de 2021, donde CREO llegó medianamente a un acuerdo con UNES. Esta reforma es un golpe directo a las clases medias. El reciente proyecto sometido a debate, la Ley de Atracción de Inversiones, un monstruo completo (igual que el anterior) y tenía como propósito reformar 18 cuerpos legales (entre otros: el Código Orgánico de la Producción, Comercio e Inversiones; Código Orgánico de la Economía Social de los Conocimientos; Código Orgánico Monetario y Financiero; Código Orgánico de Planificación y Finanzas Públicas; Ley de Régimen Tributario Interno; Ley Reformatoria para la Equidad Tributaria del Ecuador; Ley de Compañías). Al final, este proyecto fue archivado, el único propósito interno de la ley era normalizar el neoliberalismo privatizador. La propaganda del régimen rezaba que causaría empleo y disminuiría la pobreza, la cruda realidad es que se permitía a la empresa privada aprovecharse de los servicios públicos; crear zonas francas para emplear a mano de obra barata, precaria y sin las responsabilidades patronales ya vigentes.
La pésima táctica de Lasso, hizo que este se enemiste con aquellos que antes había logrado acuerdos: la ID, Hervas, parte de PK, UNES y otros. Aunque Lasso y CREO se alejaron de los socialcristianos al inicio de la legislatura, ahora contrajeron segundas nupcias en algunos proyectos como el de la Ley de Inversiones. De esto se puede concluir, que Lasso necesita de una verdadera estrategia política y no del mero azar para mantener el apoyo en la Asamblea, la que no se puede lograr con la mera distribución de cargos y sobornos como se ha venido haciendo. Es paradigmático recordar, que el proyecto de Ley de Desarrollo Económico no se archivó y pasó por el ministerio de la ley poque Lasso pactó con el correísmo, donde se jugó la liberación de Glas, la amnistía de algunas personas y la influencia en los procesos judiciales abiertos en contra de Correa. Al no haberse cumplido este pacto, la mayoría parlamentaria fracasó nuevamente.
La administración estatal sigue siendo hiperpresidencialista y no se ven ánimos reales de realizar reformas. La sonada consulta popular, a la posiblemente acceda el régimen, se centra, hasta el momento, más que nada en la reorganización o eliminación del Consejo de Participación Ciudadana. No obstante, si Lasso continúa con fuerza en el Consejo, esto le permitiría tener la dirección de las principales instituciones que determina el CPCCS (74), esta propuesta también declinaría. Los casos de corrupción de la Contraloría, con la ex autoridad encargada Pablo Celi, personero de peso para el ex presidente Lenin Moreno, contagian a la actual administración, y no han sido superadas por el actual contralor subrogante Carlos Riofrío. El reciente recambio de los miembros de la Corte Constitucional hace que el gobierno también tenga más incidencia en este organismo. Lo mismo sucederá con los concursos para jueces que viene organizando el Consejo de la Judicatura, con el presidente encargado Fausto Murillo.
Si bien la economía de Ecuador ha tenido un pequeño repunte en 2021, aún no llega a los porcentajes de la prepandemia. En varios niveles, la producción de Ecuador está estancada. A los problemas de la pandemia, se suman los de la guerra Rusia-Ucrania, los números más conservadores dicen que afecta a unos mil millones de dólares anuales, el 1
el PIB. De modo general, se puede distinguir la economía interna del Estado y la extraestatal de la sociedad civil, tanto en su propio entramado como en las relaciones con el Estado. Aunque se había dicho que se produciría el doble de petróleo en el gobierno de Lasso, la verdad es que disminuyó a menos de la mitad a fines del 2021. En el primer trimestre de 2022, no se ha llegado al ritmo de producción de 2021 y más bien ha decrecido un 9 con lo que ni siquiera se ha podido aprovechar el alto precio del barril de petróleo. Por si fuera poco, se queman al año 500 millones de dólares en gas asociado a la producción petrolera. La administración hidrocarburífera de Lasso, no superado la ineficacia del gobierno de Moreno, ni las corruptelas.
Por la composición del actual gobierno, la alianza privada de la burguesía prima sobre lo público y las estrategias económicas se disponen a lucrar con el patrimonio estatal. Estas malas prácticas arraigadas en el sistema ecuatoriano, están conectadas con familias poderosas, verdaderas castas, que manejan los hilos del poder público y privado, que aún siguen siendo tenedoras de bonos de la deuda. La deuda externa continúa incrementándose en el gobierno de Lasso, que aún no ajusta un año. Para saber la situación económica de un país, es vital tener en cuenta el estado de los más vulnerables. Un dato que asusta, es que el promedio general de la desnutrición infantil en Ecuador entre 2020 y 2022 aumentó 10 puntos, de 38 a 48 y para el estrato más bajo, aumentó de 68
79 Aunque el índice de la felicidad es de los más subjetivos, también revela los sentimientos de la población, Ecuador cayó 10 puntos pasando al puesto 76; situándose detrás de Costa Rica (26), Uruguay (30), Panamá (37), Brasil (38) e incluso Guatemala (39). Esto se corresponde con la elevada migración al extranjero y el aumento de las remesas. El temporal no ayuda, y las vías e infraestructura que ya se encontraban en mal estado se han venido abajo.
Si Lasso desearía gobernar con minoría parlamentaria, tendría que traspasar la política del maletín, a políticas soberanas y comunes. Esto significa renegociar con el FMI y EEUU, y alejarse de la corporaciones financieras y empresariales neoliberales, las que son base de su proyecto. Sin embargo, esto no sucederá. Lasso ha dicho que impulsará, cueste lo que cueste, la privatización de los sectores estratégicos, la entrega de campos y bloques petroleros (como ya lo ha venido haciendo), las concesiones mineras, la privatización de empresas púbicas, como el Banco del Pacífico, CNT, algunas hidroeléctricas y otros servicios públicos. La debilidad política de Lasso no solo es el mandato como tal, sino su programa neoliberal setentero que no se corresponde con los nuevos tiempos, ni con la votación de la mayoría de los ecuatorianos: un 69 o hizo por la centroizquierda. Lasso no suma más éxitos administrativos para la población en general, que la aceleración de la vacuna para el COVID. La declaración de Lasso: “debo gobernar, de aquí en adelante, sin considerar que existe la Asamblea Nacional”, lo ubica en el lado del autoritarismo neoliberal y recalca su pésima estrategia política. Lasso inició su gobierno con debilidad política electoral y democrática, pero las malas decisiones y peores alianzas con las fuerzas sociales del entorno conservador, ha convertido esta debilidad en estructura esencial de su política, situación que querrá cambiar con las elecciones seccionales de 2023.
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