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El gobierno de Moreno entregó la proforma presupuestaria del año 2019 para que la Asamblea Nacional la analice y apruebe. En ella existen varias previsiones económicas y definiciones políticas que no dejan duda qué intereses se privilegian.
La proforma formalmente asciende a USD. 31.318 millones, sin incluir la compra de combustibles; si se considera ese gasto, superaría los USD. 36.000 millones. Y aunque el Ecuador venderá más crudo este año y, supuestamente, a mejores precios, el gobierno prevé que la economía crecerá apenas 1,43 porcentaje menor a la tasa poblacional, es decir, existirá un estancamiento económico que no permitirá emplear a miles de personas que se sumarán a aquellos en edad de trabajar.
La necesidad de financiamiento presupuestario es alta y permanente desde que Correa era presidente. El déficit fiscal reportado por el régimen para el 2019 no sólo será de USD. 8.000 millones, sino que ascenderá a USD. 13.000 millones, considerando el gasto no valorado para comprar combustibles subsidiados. Para poder cubrir ese déficit endeudarán más al Ecuador con los mismos acreedores del correísmo: los bancos privados internacionales, el gobierno de China, los organismos multilaterales y los compradores de bonos que se beneficien de la ineptitud estatal.
En la proforma presentada, el presupuesto destinado para el pago de intereses y amortizaciones de la deuda externa no son los USD. 7.000 millones calculados. El gobierno de Alianza País oculta el pago de las deudas a empresas multinacionales de China y Tailandia, quienes en la década anterior compraron petróleo de manera anticipada; de sumarse estos valores, en el próximo año, el Estado destinará el 45
el presupuesto para pagar los servicios de la deuda externa: USD. 16.000 millones.
Ese peso de la deuda en el Ecuador y en Latinoamérica es brutal. Los gobiernos progresistas y los neoliberales siguieron el mismo libreto de sobreendeudar a los Estados y ese será el factor originario del estallido de una nueva crisis económica mundial. En el caso ecuatoriano, la deuda pública se está acercando peligrosamente a la totalidad del Producto Interno Bruto, para pagarla cada ecuatoriano debería trabajar un año entero y no recibir a cambio salario, comida, vestido, educación o servicios de salud.
Está claro, Moreno privilegia el pago a los chulqueros internacionales e incumple con las leyes y sus ofertas de campaña. Así, el 2019 será el décimo año consecutivo en que se transgreda la Constitución de la República que define en 6 4
el PIB los presupuestos mínimos para educación y salud respectivamente. Las rentas de las universidades y escuelas politécnicas podrían recortarse en un 10 , consecuentemente, no mejorará la calidad educativa, la oferta académica, no habrán más cupos, ni se crearán nuevas universidades; así el gobierno seguirá incumpliendo sus ofertas de campaña.
Tampoco se cumplirán los 250 mil empleos ofrecidos, las viviendas populares o el pago del incentivo a los jubilados que son burlados por el Estado, faltarán las rentas de las prefecturas y municipios, serán insuficientes las asignaciones presupuestarias para cubrir las pensiones y el seguro de salud del IESS, etc.
En la misma senda de Rafael, quien promovió las privatizaciones, Moreno presupuesta 1.000 millones en ingresos permanentes provenientes de concesionar el patrimonio que se construyera con plata de los ecuatorianos. Seguirá privatizando y extranjerizando los activos públicos en beneficio de los voraces capitales privados.
En síntesis, la proforma del 2019 es un monumento al engaño y al continuismo del decenio que manejo las finanzas del país. En esencia, no existe ningún cambio estructural en el manejo económico con respecto a su antecesor, salvo en las inversiones públicas. Está claro, Moreno rompió con Correa, pero no con el correísmo.
La oposición a la proforma no puede ser delegada a los asambleístas que mayoritariamente cogobiernan junto a Moreno. Aunque legalmente a ellos les corresponde analizar y aprobar el presupuesto, pero los cambios presupuestarios deben labrarse con la movilización popular, una prueba de ello es la lucha del movimiento estudiantil universitario que hizo retroceder al gobierno en su pretensión de reducir las rentas de los centros de educación superior.
Sólo la lucha es camino de victorias.
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